viernes, 2 de mayo de 2014

Lo que el deseo no deja decir

Lo que el deseo no deja decir es lo sucio y simbólico que puede ocurrir en un acto sexual, para no romper con el deseo, muchas veces es necesario ocultar que de vez en cuando, existe en la casualidad algo que va más allá, algo que no es simple libido, simple curiosidad satisfecha, simple placer. Hay una linea casi invisible en que la piel se siente más suave, se siente un revoltijo de incertidumbres que no parecen desagradables pero son confusas. Esta línea es como estar al borde de un precipicio, queriendo exclamar - ¡qué alguien me socorra, mi cuerpo está lleno de hormigas!  Y nadie puede escucharte, por que no puedes decir nada, hay un deseo en la garganta que ya no es deseo. 
Las hormigas ceden y no hay nada que pueda detenerse, las manos sobre las manos y ya no es sólo tocarse, hay suavidad, es en realidad sentir las venas del otro, la sangre, la respiración agitada susurrando al oído todo tipo de letras, no sé lo que dicen pero de alguna manera, lo entiendo perfectamente, es como si en un momento, todas las letras, todas las desviaciones, la sintaxis, la semántica... Nada de eso importará, sólo es el placer de querer esa lengua en movimiento, no saber ni donde ni haciendo que cosas, simple movimiento y más contacto, y sentir que el contacto deja de ser contacto, se desarman los límites de lo físico y ambos lo sabemos... Hay algo más que calla el deseo de nuestras gargantas, pero aún existe el amanecer para descubrirlo.